viernes, 17 de agosto de 2007

La ilusión del Jazz-Rock, o será Rock-Jazz, o quizá Jazz-Rock-Fusión


El rock, amalgama de sonidos y fusiones, se abraza constantemente con diferentes géneros musicales, disímiles o afines, en este caso el Rock se abraza con el Jazz, o será mejor decir que el Jazz abraza al Rock, resultado, un discazo, un Tótem musical, imprescindible en cualquier discoteca que se precie.
El maestro Miles Davis, luego de iniciarse musicalmente en el Bebop por los 40s, crear el Cool, incursionar en el Hardbop, merodear por el Free Jazz, componer el magistral Kind Of Blue en sentido modal (Considerado la piedra filosofal del Jazz de todos los tiempos), volver a reinventarse en los 60s creando el Jazz Fusión; ingresa al universo rockero, de la mano de la audición sorpresiva y compulsiva del genial Jimi Hendrix.
El maestro quedó extasiado al escuchar a este guitarrista de Seattle, quiso tocar con el, pero el Chaman de la viola se nos fue antes de que suceda este milagro sonoro; Miles sin pensarlo 5 veces, Miles, el gran Miles, encontró en otro monstruo de las 6 cuerdas, el gran John Mclaughlin, esa furia telúrica sonora que necesitaba tras la partida al mas allá de Hendrix; le pidió a Mclaughlin una sola proeza, suena y toca como Hendrix, solo eso; se juntaron en 1970 y crearon este monumental disco, A TRIBUTE TO JACK JOHNSON, solo 2 pistas, solo 2 mezclas rebosantes de intensidad, cada una de 25 minutos aproximadamente, un tributo musical firmado en clave de Rock, al boxeador Jack Johnson, “El gigante de Galveston”, primer Afro americano campeón mundial de los pesado pesados.

En resumen una grabación de audición obligatoria, para todo melómano que tenga alma de rockero, y que debe ser considerada como una de las piedras angulares del Post Rock de los 60s.

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