Alguna vez me pregunté si es posible querer a un objeto, es decir, sentir por él afectos humanos. A lo largo de mi vida he tenido diversos objetos personales, primero fueron los juguetes, con los que me divertía cuando era pequeño; luego, el nintendo y la infaltable pelota de fútbol con los cuales hice grandes amigos, ya entrando a la adolescencia, llegaron los libros, los cuales me permitían desconectarme del mundo por un momento, y tener aventuras inimaginables. Sin embargo, el objeto más preciado que tendré, es sin temor a equivocarme, una guitarra, sea la que sea, y es que para mí no es un objeto más sino una manera de compartir con mi hermano una afición que hasta hoy nos mantiene unidos, ya que aunque cada uno hayamos tomado rumbos distintos, sólo es necesario una guitarra para hacernos regresar a la niñez y comenzar a dialogar en el mismo lenguaje musical. Por eso coincido totalmente con Fito, respecto al amor que siente por su piano.
sábado, 28 de febrero de 2009
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Igual que con la guitarra pasa con el piano. Asi que como Fito tambien amamos a ese tercer hermano de soledad de cuerpito blanco y negro... Sus 4 patas piden fiesta entonces hay que dársela!!! Temon y que buenos recuerdos en el concierto!!
ResponderEliminar:(
ResponderEliminarlos bonifacios!